Deadly Life 7: A DESPAIRFUL MISINTERPRETATION
- totallynotadanganr
- 31 jul 2023
- 9 Min. de lectura
“CON LA LLEGADA DE LYDIA Y NAGITO, EL CADÁVER DE KASUMI FUDOU, ULTIMATE PLAYWRIGHT HA SIDO ENCONTRADO SOBRE MI HERMOSA ESTATUA.
¡¡MI HERMOSA ESTATUA!! EL CABRÓN QUE HIZO ESTO SE VA A CAGAR SI LO ATRAPAN EN EL JUICIO.”
↳ Victima: Kasumi Fudou
↳ Asesino: Fengyu Zhou
MONOKUMA FILE

PRUEBAS
RESOLUCIÓN
ACT 1
El asesino de esta tragedia no tiene ninguna aspiración real, y en un principio, no se le hubiera ocurrido cometer nada de lo que se está por leer. ¿Para qué? No ganaría nada. El Killing Game es sólo una manera de poder escapar de los problemas que tiene afuera, ¿para qué alterar esta calma imaginaria?
Aquello no estaba dentro de los planes de Haruna Aiko, quien siempre se las apañaba para arruinar esa preciosa calma sin ningún motivo aparente. Haruna no sería la primera en molestarle sin razón alguna, son cosas que pasan. Ya está acostumbrado, sólo tiene que quedarse callado y aguantarse.
Callarse y aguantar. Le molestaba bastante aquella actitud prepotente y altanera, pero intentaba convencerse de que estaba acostumbrado a ello. En algún momento se aburriría de él. Callar. Soportar. Y seguir callando. Puede que una sola persona, ¿no es así? Mientras sólo sea una…
Como si fuera así de sencillo. ¿Nuestro asesino tendrá un imán para atraer las desgracias? ¿O es lo vulnerable que se muestra que es lo que termina atrayendo los problemas?
Pues la historiadora no es la única que tiene la mirada puesta sobre el matemático.
ACT 2
Nos trasladamos temporalmente al inicio de la semana en la que tuvo lugar el incidente en cuestión, cuando Monokuma hizo acto de presencia para anunciar el siguiente incentivo en la lista; y en esta ocasión fue uno bastante específico. Nuestro asesino tuvo la usual indiferente respuesta a la noticia. No veía motivo para esforzarse más en algo que sabía que fracasaría. Si es así, ¿por qué el pensamiento no abandona su cabeza? Da de vueltas, inconscientemente, sobre las posibilidades que llegaría a tener si lograse ganar. Sobre lo libre que podría sentirse. Y es en medio de este duelo mental que Haruna Aiko vuelve a cobrar protagonismo una vez más, apareciendo de la nada para provocar a nuestro amante de las ecuaciones favorito. ¿Por qué? Porque por qué no, ¿acaso nuestra querida historiadora necesita un motivo sólido para tocarle las narices a alguien? Los acontecimientos actuales hablan por sí solos.
Vergüenza es su primera reacción. No puede creer que sea tan transparente, que alguien como Haruna pueda leerlo con sorprendente facilidad. Le sigue el enojo. ¿No tiene permitido imaginar una vida distinta? No, si no es capaz de, al menos, expresarle esto a la historiadora. Ante las provocaciones, permite que todo arda dentro de sí sin soltar ni una sola palabra desafiante. No tiene el coraje para hacerle frente a una mujer como ella, pero es precisamente esa falta de acción la que hace que la historiadora siempre se aventure a dar un paso más allá, buscando el límite de la paciencia de nuestro asesino. “¿Por qué nunca te defiendes? ¿Es porque soy una mujer, o es por falta de amor propio?” Esta vez decide afrontar la situación con una pregunta directa, esperando satisfacer su curiosidad.
“Si me defiendo, ¿sería suficiente para ti? ¿Finalmente me dejarías en paz?” Orgulloso, no quiere darle la satisfacción a la historiadora. Pero nuestro asesino, por un poco de paz… Es capaz de todo. Humillarse, obedecer lo que pida. En sus acciones, responde a Haruna. Carece de amor propio, de dignidad como ser humano. “¿Y dejar pasar la oportunidad de divertirme con un juguete tan entretenido? ¿Por quién me tomas, Fengyu-san~?” Todo lo contrario; si nuestro asesino se defendía, ella buscaría la manera de quedar por encima de él. Así era Haruna Aiko. “Si tanto quieres que deje de molestarte para siempre, ya sabes cuál es la salida más fácil, ¿verdad?” Asesinar e intentar escapar de ahí. Y con una simple provocación, despierta los deseos ocultos de Fengyu. Matar y ser libre. Matar y nunca más estar atado a alguien o a nada.
Pero para nuestro asesino, aquella sería la prueba más difícil a la que se podría enfrentar. Un camino lleno de obstáculos que simplemente no podía tomar. Cobarde, cobarde, es lo que parece decirle Haruna con su sonrisa. "Yo no soy-" ¿Un asesino? "No puedo." ¿Por moral o por cobardía? "¡No lo haré!" El asesino declaró en un estado de alteración, agitado y molesto. Hoy en día, parece que es muy difícil que te dejen en paz. Si Haruna escuchó o no aquello queda en manos de la imaginación, pues ya estaba marchándose hacia su habitación en cuanto nuestro asesino hizo esa última declaración. No obstante, justo aquí aparecería un factor más en la ecuación: Naoko Akatsuki.
ACT 3
La cantante llevaba también un tiempo tanteando la paciencia y los límites de nuestro asesino, y había visto en este motivo la oportunidad perfecta para animar un poquito las cosas en el juego; y para su fortuna, había llegado a tiempo para escuchar la conversación entre el asesino y la historiadora. Justo cuando nuestro matemático de confianza creía haberse librado ya de sus problemas, Naoko venía más que dispuesta a romper ese hilito de resistencia por su cuenta: “¿Y por qué no? ¿Tanto miedo tienes de demostrar que puedes hacerlo? ¿No quieres liberarte?”. Agresiva como de costumbre, no estaba dispuesta a dejarle huir con evasivas: buscaba una respuesta, una reacción, y sabía cómo encontrarla.
Nuestro asesino, aún molesto por la conversación que había tenido con la historiadora, recibía las palabras con mayor vulnerabilidad de costumbre. Detestaba la idea de que lo creyeran inútil, incluso lo era. ¿Miedo? Lo tenía, y mucho. Pero lejos de serlo por arrebatar una vida, temía que sus planes salieran mal. Que todo su esfuerzo fuera en vano y sus sueños fueran destruidos ante sus ojos una vez más. “Yo no puedo librarme.” Pero cada vez suena menos convencido de lo que dice. “Estoy destinado a ser así por siempre.” Pero, si cabía la posibilidad de éxito…
Nuestro asesino sabe que ha perdido cuando observa la sonrisa de satisfacción de la cantante definitiva, quien había escuchado la duda entre las palabras ajenas. “El destino es eso en lo que sólo creen los que se niegan a ver sus oportunidades. No eres de esos, ¿no~?”, dijo, antes de retirarse también. Su trabajo allí estaba terminado, abonando esa semillita de la duda que ya había sido plantada.
ACT 4
Entre dudas y sospechas varias, terminó por llegar el fatídico día del crimen. A lo largo de todo este día, de acuerdo a los avisos de Monokuma, varias de las instalaciones serían inaccesibles mientras los limpiadores cumplían su función, entre los que se encontraba el asesino. Tanto Naoko como todos los demás habían escuchado el aviso, pero ella fue la única en ver todas las posibilidades que esto conllevaba; por eso mismo fue también la única que se había puesto en marcha para elaborar un plan, el último paso necesario para este asesinato.
En primer lugar, confirmó que el asesino se encontrase en su puesto, en la recepción del segundo piso. A continuación, todo crimen necesita un fiambre, así que envió un par de mensajes a la víctima y la guió hacia la recepción. Por último, retiró de la vista los carteles que debían alertar a todos para no entrar a aquel lugar y se escondió en su habitación, en ese mismo piso. Sabía que la víctima debía superar un infierno de escaleras antes de llegar hasta allí, así que en realidad tenía tiempo de sobra.
Para cuando la víctima llegó al lugar buscando a Naoko, ¡no encontró ni rastro de ella! Evidentemente, por otra parte. A quien sí divisó fue al asesino, cumpliendo diligentemente con sus tareas, por lo que se acercó a preguntarle si sabía algo de la cantante. De haber estado más atenta, la víctima pudo haberse dado cuenta que había algo mal en el asesino. Sus movimientos eran toscos y con mucha más fuerza que la que uno necesitaría para limpiar el piso con normalidad. En su cabeza, las conversaciones de días anteriores no paraban de dar vueltas sobre su cabeza. Y la mención de Naoko. En su cerebro, algo hizo click. Este era su momento de demostrarse. Estaba solo, la víctima había aparecido sin siquiera esforzarse y esta podría ser su única oportunidad para poder escapar de la jaula. Sin reconocer ni su propia voz, nuestro asesino señala la lavandería con aparente gesto amable. “Está allá. Te acompaño.” Mientras la víctima buscaba con la mirada a Naoko, el asesino aprovecha la oportunidad para empujarla contra una de las paredes de la escena del crimen, dejándola confusa e indefensa. La víctima, quien había decidido llevar consigo un cuchillo por pura paranoia, deslizó una de sus manos hacia el bolsillo donde descansaba el arma en cuestión al recibir el empujón de su agresor; desgraciadamente para ella, el impacto contra la pared la había dejado lo suficientemente aturdida como para fracasar en su desesperado intento por agarrar ese único recurso de defensa. El cuchillo cayó al suelo; y con él, todas sus esperanzas de salir de ahí con vida.
Lejos de considerar lo perfecta que se había presentado la situación, nuestro asesino buscó algo más que con que rematarla. Encontró una posible arma homicida rebuscando en sus bolsillos: un compás, el cual ahora relucía peligrosamente bajo las luces de la lavandería, donde nuestro asesino apuñaló en frenesí a la víctima. Los ojos fueron los primeros afectados, para privarla de una oportunidad de pelear o defenderse. Con el metal ensangrentado, terminó por dar el golpe de gracia en la garganta de la víctima.
¡Lo hizo! ¡Realmente lo hizo! Logró demostrar que puede hacerlo, que es más que un conformista cobarde y que puede escapar.
Oh. Realmente lo hizo. Mientras el piso se llena acusatoriamente de sangre, nuestro asesino comienza a procesar lo que ha hecho y las consecuencias que le aguardan. El disfrute de la victoria dura tan sólo unos segundos, y ahora, es el terror que comienza a invadirlo mientras no deja de pensar: “¿Cómo voy a salir de esta?”
ACT 5
Como buena cantante definitiva, Naoko siempre ha tenido un oído mucho más agudo de lo normal; le bastó con asomarse afuera de su cuarto para escuchar un golpe y lo que sonaba como un intento ahogado de chillido provinientes de la recepción para saber que el asesino había cumplido con sus expectativas. Tan feliz se dirigió hacia allí, dispuesta a confirmarlo y ver la reacción del asesino a lo que él mismo acababa de hacer; esta era su parte favorita, desde luego.
La escena con la que se encuentra es a nuestro asesino desesperadamente intentando mover el cuerpo lejos de ahí, creando una mancha más grande de sangre sobre todo el piso. Al cruzar miradas con Naoko, el susto le hace tirar el cuerpo y congelarse unos segundos por el miedo. “¡Ah~! ¿Te pillo en medio de algo importante? ¿Necesitas una manita~?”, dijo ella mientras se acercaba, claramente provocando un poco más al asesino. El miedo y la angustia lo hacen reaccionar de una sola manera: debe deshacerse de la persona que le ha visto con el cuerpo. Robando el cuchillo que Kasumi había perdido, se acerca a Naoko luciendo menos cuerdo con el pasar de los segundos. “Muere, muere, muere.” La adrenalina del momento es la ayuda que nuestro asesino necesita de la cantante definitiva, lanzándose en su dirección con la intención de acabar con su vida también.
Pero como Naoko es rubia pero no tonta, fracasa en el intento. El asesino, quien sabe no tiene el tiempo para alargar esto, lanza un tajo en dirección a su cabeza. A su modo de ver, atinará y después meditará qué hacer con el cuerpo; sin embargo, la cantante, anticipando que nuestro estimado matemático intentaría solucionar este problema por la vía rápida, frustra sus planes haciendo una rápida finta hacia un lado, provocando así que el ataque resulte en un par de mechones cortados, un lazo perdido y una herida superficial en el hombro. Naoko suelta una carcajada en respuesta y sale de la recepción con un “Bueno, me tomaré eso como un no.”, satisfecha.
ACT 6
Los segundos pasan y el terror frío llena las venas de nuestro asesino. La crisis amenaza con superarlo, y está seguro que será atrapado otra vez con el cuerpo. Y esta vez no será Naoko, será alguien que exclame su crimen a los cuatro vientos. La ansiedad que comienza a comerlo vivo por dentro lo hace ponerse en piloto automático. Si limpia y mueve el cuerpo, no tendrán por qué encontrar evidencia alguna de lo sucedido. Hace lo mejor que sabe hacer, lo único que puede hacer. Finalmente, mueve el cuerpo de la víctima lejos de la escena del crimen. La sala adyacente le proporciona todo el material necesario y la lejía abruma sus sentidos mientras abusa de esta para limpiar el piso, meter en una cubeta el arma homicida.
Cuando se encuentra con los mechones de cabellos rubios, se le ocurre la posibilidad de inculpar a Naoko. No tiene nada que perder y es su única salida. Si hace que Naoko parezca culpable, nuestro asesino podrá justificarse cuando la cantante inevitablemente lo culpe en el juicio escolar. Así es como las hebras rubias terminan atrapadas en la mano de la víctima, el listón y la tela roja en el suelo incluso después de haber sido limpiado. El cuerpo termina colgado en la Estatua de Monokuma por accesibilidad, permitirle limpiar el desastre que la sangre ha dejado por debajo del cadáver. El tiempo corre, y nuestro asesino lo malgasta creando un falso camino de sangre hasta las habitaciones.
Tic, tac. No puede quedarse más, y las prisas le hacen olvidar su arma homicida. La mascarilla asfixiante que se quitó cuando el pánico no lo dejaba respirar. Dentro de su escena creada hay variables que irrumpen en la narrativa que quiere crear, y huye sin al menos revisar por segunda vez la escena del crimen.
Expectante por ver el resultado final de los esfuerzos de nuestro asesino, Naoko no tarda en dirigirse hacia la lavandería en cuanto escucha más pasos yendo hacia allí. Su emoción la hace colocarse en la lista de primeros testigos del cadáver, creándose así un escudo contra cualquiera que quisiera incriminarla directamente; es al ver cómo ha sido modificada la escena que decide seguir el juego del asesino para sacar algo más de entretenimiento de este crimen, aún a costa de los demás.
¿O estamos equivocados, Zhou Fengyu, Ultimate Mathematician, y el asesino de este caso? KYAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA.
EJECUCIÓN
Video made by: @pixeloux
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